ERRORES FRECUENTES EN LA MOTIVACIÓN DE LOS DEPORTISTAS
La motivación es un aspecto que
más suelen preocupar a los entrenadores deportivos, quienes desde siempre han
intentado motivar a sus deportistas utilizando diferentes estrategias de
“fabricación propia”. En algunos casos, estas estrategias y la forma de emplearlas
han sido muy apropiadas, distinguiéndose los entrenadores que han aprendido
mejor de su experiencia laboral. En otras, sin embargo, se han cometido errores
importantes, en gran parte como consecuencia de un evidente desconocimiento
sobre cuestiones centrales relacionadas con la motivación.
Algunos de los errores, no todos,
que con mayor frecuencia pueden observarse, se mencionan a continuación:
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No considerar la situación global, no sólo la
deportiva, en la que se encuentra el deportista al que se pretende motivar,
ignorando cuestiones de su situación extradeportiva que pueden ser de gran
importancia.
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Actuar como si en la motivación del deportista solo
interviniera el posible beneficio a conseguir, ignorándose otras cuestiones
como, por ejemplo, el coste u otras alternativas existentes.
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Usar con los deportistas incentivos inapropiados
en cada caso y momento particular, aunque sirven con otros deportistas o con
ese mismo deportista en otros momentos distintos.
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Pretender que el deportista trabaje duramente
para conseguir beneficios colectivos que pueden interferir con sus intereses
individuales o que simplemente no favorecen la consecución de éstos.
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Pretender que el deportista se motive por
objetivos inalcanzables o que no suponen para el ningún reto.
Errores como estos, podrían
subsanarse o aliviarse, en muchos casos, si los entrenadores ampliaran su
repertorio de conocimientos sobre la motivación e incorporasen esta información
a su método habitual de trabajo. De esta forma, su incuestionable y valiosa
experiencia en el grato y la dirección de deportistas, se vería enriquecida,
notablemente en beneficio de una mayor eficacia en el desarrollo de su cometido
como entrenadores. Además, resultará muy útil, que los entrenadores puedan
contar con el asesoramiento continuo, periódico u ocasional de un psicólogo
especializado, sobre todo en los momentos más complejos de crisis de
motivación.