viernes, 1 de diciembre de 2017

EL PELOTERO DE PERICOS, JON DEL CAMPO, REVELA SU FACETA ALTRUISTA.

El jugador emplumado Jonathan Del Campo cumplió su sueño de ayudar a más de 30 niños de escasos recursos en su natal San Luis Rio Colorado, Sonora.
Todo esto surgió en el 2015 cuando el jugador de Pericos tuvo  la idea de ayudar a las personas más necesitadas de su ciudad natal San Luis Rio Colorado. La idea de Del Campo fue de hacer una fundación, la cual fue llamada “Échame la Mano”, pero inocentemente de su parte pensó que eso de hacer fundaciones era algo sencillo y que las autoridades se prestaban para eso, pues no, cuál fue su sorpresa que le pusieron muchas trabas, entre ellas algunas reglas que no lo detuvieron a perseguir su sueño;  “ Dios me  dijo que no era necesario tener una fundación para ayudar y decidí hacerlo por mi parte pidiendo a otros su mano para ayudar”, comentó el jugador nacido en dicha ciudad. 
Regresando un poquito a la historia que comenzó desde el 2015, el jugador comentó que desde chico soñó con jugar en grandes ligas para tener mucho dinero y ayudar a mucha gente (Comentó en tono de risa), “Recuerdo que eso me la pasaba diciendo y soñando”, “Y en realidad eso era lo que estaba esperando, en cuanto firme fue lo primero que pensé que estaba más cerca de alcanzar mi sueño, pero al ver el tiempo pasar las cosas se pusieron más difíciles en mi carrera y Dios me enseñó que no tenía que llegar a grandes ligas para ser agradecido con lo mucho que él me ha dado ni tampoco ser rico  para ayudar a los demás”. Fue entonces que en el 2015 Jonathan decidió que aunque no era grandes ligas ni millonario debía cumplir su sueño de ayudar a los demás; “Le prometí a Dios que por lo menos iba a dedicar mi tiempo a esos niños al terminar cada temporada y en 2015 hicimos la primera rifa de una tv para recaudar fondos y así comprarles  comida  a los niños”.
Dentro de esa anécdota que nos platicó el jugador emplumado, comentó que el niño Marcelo Benavides “Quien tiene un gran corazón”, exclamó el jugador, “Me compró unos boletos para una rifa y pues por consecuencia el salió ganador de una televisión, lo cual me sorprendió al donarla al comedor de los niños”. “Una vez más Dios me dijo que aún existe mucha gente noble y de buen corazón en este mundo”. “Así como el, mi familia, amigos y conocidos me apoyaron y logramos comprarles comida a esos niños por tres meses”, finalizó el sonorense. 
Jon Del Campo agregó que mucha gente y trabajadores del equipo Águilas de Mexicali se dieron cuenta y se unieron a la causa, donando mucha comida, ropa y hasta una quinceañera le hicieron  a una niña del comedor; “Eso me mantuvo contento, pues estando en temporada invernal me sentía a gusto, sabiendo que estos niños tenían comida en su mesa”. 
Entre las personas que apoyan la buena causa se encuentra la señora Silvita “como le decimos de cariño”, cocinera que atiende a más de 30 niños a diario que viven alrededor de ella en condiciones de pobreza extrema. “Ella ocupa de mucha ayuda, pues ya es una señora de edad y en ocasiones se le complica la atención y traslado de las compras para cocinar”. Jon al conocerla se dio cuenta que es una señora que dice la verdad y hace las cosas de muy buen corazón, siempre han mantenido comunicación y una buena relación, inclusive una vez comentó que su sueño era algún día ponerles un pozo y un techo a sus niños para que comieran. 

Jonathan Del Campo agregó que gracias a Dios siempre se encuentra con las personas correctas , pues la pensó  para empezar el proyecto por la cuestión económica, pero una vez más confió en Dios para seguir adelante y conocer más personas, como el albañil que principalmente lo apoyó con la obra, así como amigos que lo apoyaron con material de construcción, ya que tienen una maderería; “ Yo lo que busco con esto es que otras personas les sirva de ejemplo y así ayuden a más personas, de alguna manera si le buscamos podemos ayudar, y la otra es pues si alguien se quisiera unir a esta causa del comedor pues SÚPER AGRADECIDOS que estaríamos, pues esto de mantener un comedor ya sabrán lo que le cuesta a doña Silvita, dice qué hay días que solo les da galletas y leche de desayuno porque ya no hay para más”.