La pretemporada en un equipo de fútbol es fundamental en
varios aspectos, ya que el acondicionamiento físico es la base para tener un
buen torneo.
Así lo dio a conocer el preparador físico de Lobos BUAP, Sean Buckley, “hay varias metas, en general en el programa de fuerza el objetivo es aumentar la masa muscular, para que todo vaya dirigido a la potencia, porque buscamos que sean más rápidos y más explosivos, otro objetivo es prevenir las lesiones, les hacemos muchos trabajos para evitarlas, para que durante el torneo que es muy intenso podamos reducirlas lo más posible”.
Explicó que el trabajo físico que se efectúa previo al torneo es diferente durante el desarrollo de este, “el objetivo cambia un poco, después va a estar dirigido a movimientos explosivos; tenemos que aprovechar estas cinco o seis semanas para formar la base de fuerza, para que posteriormente podamos trabajar de forma más explosiva e intensa para que sean más rápidos”.
Concluyó que el trabajo que desarrolla ayuda a que el jugador fortalezca las partes del cuerpo necesarias para desarrollarse mejor en la cancha, “la diferencia es que en un gimnasio tradicional cuentan con máquinas que no son muy funcionales, ya que no son dirigidos a acciones del futbolista, con respecto al sprint, salto y cambios de dirección; la mayoría de los ejercicios que hacemos con este programa lo hacen con barras olímpicas, cajones, pesas rusas y la mayoría sobre los pies para que exista un elemento de equilibrio”.
Así lo dio a conocer el preparador físico de Lobos BUAP, Sean Buckley, “hay varias metas, en general en el programa de fuerza el objetivo es aumentar la masa muscular, para que todo vaya dirigido a la potencia, porque buscamos que sean más rápidos y más explosivos, otro objetivo es prevenir las lesiones, les hacemos muchos trabajos para evitarlas, para que durante el torneo que es muy intenso podamos reducirlas lo más posible”.
Explicó que el trabajo físico que se efectúa previo al torneo es diferente durante el desarrollo de este, “el objetivo cambia un poco, después va a estar dirigido a movimientos explosivos; tenemos que aprovechar estas cinco o seis semanas para formar la base de fuerza, para que posteriormente podamos trabajar de forma más explosiva e intensa para que sean más rápidos”.
Concluyó que el trabajo que desarrolla ayuda a que el jugador fortalezca las partes del cuerpo necesarias para desarrollarse mejor en la cancha, “la diferencia es que en un gimnasio tradicional cuentan con máquinas que no son muy funcionales, ya que no son dirigidos a acciones del futbolista, con respecto al sprint, salto y cambios de dirección; la mayoría de los ejercicios que hacemos con este programa lo hacen con barras olímpicas, cajones, pesas rusas y la mayoría sobre los pies para que exista un elemento de equilibrio”.