Sol y pasión … el toro
Patricio Aguilar
Delgado
La tarde de este
lunes, fue una tarde taurina. El motivo surgió así nomás. Un recuerdo, la
música y a charlar… así nomás. Como se da la fiesta, como se da le entrega del
hombre y la bestia.
La compañía provocó
un mar de emociones y recuerdos. De aquellas tardes en el campo, viendo toro y
aprendiendo de quienes saben, de quienes chanelan.
Absorber era la
encomienda. Chupar lo sabio de lo vivido y preguntar a quien frente a un toro,
alguna vez, fuerza ha pedido.
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Mi primera tarde
Dicen que el que va a
la plaza, seguro vuelve. Es mi historia. Como muchos, como varios, fui por
curiosidad. Ah! Gran decisión, volví muchas veces… al desembarque, a la reseña,
a ver el encierro, al sorteo y claro, a la corrida.
Embriagado por ese
misticismo de gitanería, de un ser errante y de un vivo que se entrega a los
brazos de le muerte, fui capturado por el olor, por el temor, por el deseo y la
magia de la fiesta de los toros.
Mi amigo Jaime Oaxaca
me dio la alternativa. Me presentó a la “novia” que me acompañó por muchos años
de la mano. Esa fuerza y esa entrega a todo lo que significa la fiesta brava. La
que me provocaba, y cada vez más profunda la estocada.
Lo mismo en una
pequeña reunión hasta el amanecer, que en una ronda de poesía o una tarde de
copas… lo mismo escuchando a una orquesta, que a una banda; oyendo a los
taurinos murmurar como un fuerte grillo… o tal vez, una larga y buena lección
de historia en la voz de Capetillo.
En mi debut, fui a
ver a Cristina Sánchez, torera guapa, torera cara. Silbada y aplaudida, la
española logró cautivar el más ferviente deseo y gusto por la cercanía con la
muerte y con el triunfo. Con el drama y la algarabía.
De ahí… se vinieron
muchas tardes de gozo. De compañía. De sol.
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Hoy figuras
Como esto se trata de
suerte. Yo la tuve muy de cerca. Se me mostró en el callejón y no había que
dejarle pasar. Me le plante de frente y con valientes quites y dramáticos
pases, encaré al demonio de la crítica como el mismo torero a su cómplice en el
ruedo.
Lo mismo El Juli de
novillero -chamaco ilusionado y explotado con calidad de maestro- que el
Zotoluco ya en torero… Capetillo en una charla, que Silveti ya en el ruedo… El
Pana y su poesía, que Ponce y su maestría.
Todos ellos de cerca,
todos ellos en diferentes etapas, en las que solo la suerte te puede poner.
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El drama
Presente en el
puntazo que el Juli trae en el rostro, en la cornada a Kreimerman que provocó
el llanto amargo de Fernando Ochoa, la cornada a Gilio que se detuvo el mismo
con el dedo en el tejido y la dramática historia de Rubén Arroyo y la vaquilla
que le sacó un ojo.
La alternativa de
Gerónimo con Ponce y Ochoa en el cartel. Así como mi foto con Joselito Huerta y
la firma que por ahí conservo de Manolo Martínez.
Y en el tendido… las Manolas
bellas con clavel en el sombrero, pendientes aún… como en aquellas tardes cuando
el paseíllo, al sonido del clarín… cobraban luz y vida… en el sagrado ruedo.
Olé.
Nos leemos la próxima semana, mientras tanto… nos vemos de lunes a viernes a las 5:55 horas por
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y nos escuchamos a las 8.30 en Explosión
Deportiva por la Ke Buena 1010 AM.