jueves, 5 de enero de 2017

EN LÍNEA CON TU SALUD, LA COLUMNA DE YASS GUEVARA

LA MOTIVACIÓN

La motivación resulta algo de gran importancia en los campos de la actividad física no competitiva y del deporte de competición. Dentro de la actividad física no competitiva la motivación determina en gran medida la continuidad y la calidad de su participación; por otra parte, en el deporte de competición tiene una influencia decisiva tanto en el entrenamiento como en la competición, pues esta facilita que el organismo de los deportistas se encuentre alerta, física y mentalmente, para poder afrontar con éxito las demandas concretas que le plantean en ambos contextos.
De la motivación dependen un sin número de cosas, como el nivel de compromiso que adquiere un deportista, su dedicación, el interés con el que afronta los objetivos a conseguir y las tareas a realizar, su espíritu de lucha ante las múltiples dificultades a superar, etc. La motivación genera una energía o activación general positiva que desde un principio y hasta alcanzar dosis muy elevadas e incontroladas, suele resultar muy beneficiosa para el rendimiento del deportista en el entrenamiento y la competición.
La motivación básica, se refiere a la base estable de motivación que determina el compromiso del deportista con su actividad. En el deporte de competición, tiene que ver con el interés y ambición de los deportistas por los resultados deportivos, su rendimiento personal y las consecuencias beneficiosas de ambos.
La motivación cotidiana, se refiere al interés del deportista por la actividad diaria per se y la gratificación inmediata que produce esta, es muy independiente de los logros deportivos y tiene una mayor relación con el rendimiento personal cotidiano y el disfrute de la actividad y las circunstancias que le rodean.
Ambos tipos de motivación, están relacionados y se complementan entre sí. Una dosis elevada de estos tipos de motivación, propicia una buena disposición de los deportistas hacia la actividad, y facilita, por tanto, que pueda desarrollarse la motivación cotidiana. En ausencia de estos tipos de motivación, los deportistas no adquieren el suficiente compromiso con la actividad como para afrontar retos deportivos verdaderamente ambiciosos, y en estos casos, una elevada motivación cotidiana propicia que la experiencia diaria sea más grata, pero aumenta el riesgo de un estado de conformismo que dificulta que se desarrolle el interés por objetivos deportivos que exijan un compromiso más alto.
Cuando se atraviesa por momentos críticos para la motivación básica, una buena dosis de motivación cotidiana puede ayudar a los deportistas a superar estos momentos. Cuando las circunstancias de la actividad diaria no propician que la motivación cotidiana sea alta, es más probable que los deportistas continúen esforzándose al máximo, si su motivación básica es elevada.
Los entrenadores y psicólogos que les asesoren o trabajen con los deportistas, deben tener en cuenta estos dos tipos de motivación. Como primera prioridad, deben fomentar y fortalecer, para que sea elevada y estable, la motivación básica; y como complemento muy importante de esta, deben propiciar la motivación cotidiana.

Recuerda que la salud es la riqueza mas valiosa del ser humano. Hasta la próxima y feliz 2017.