LA
MOTIVACIÓN
La
motivación resulta algo de gran importancia en los campos de la actividad
física no competitiva y del deporte de competición. Dentro de la actividad
física no competitiva la motivación determina en gran medida la continuidad y
la calidad de su participación; por otra parte, en el deporte de competición
tiene una influencia decisiva tanto en el entrenamiento como en la competición,
pues esta facilita que el organismo de los deportistas se encuentre alerta,
física y mentalmente, para poder afrontar con éxito las demandas concretas que
le plantean en ambos contextos.
De
la motivación dependen un sin número de cosas, como el nivel de compromiso que
adquiere un deportista, su dedicación, el interés con el que afronta los
objetivos a conseguir y las tareas a realizar, su espíritu de lucha ante las
múltiples dificultades a superar, etc. La motivación genera una energía o
activación general positiva que desde un principio y hasta alcanzar dosis muy
elevadas e incontroladas, suele resultar muy beneficiosa para el rendimiento
del deportista en el entrenamiento y la competición.
La
motivación básica, se refiere a la base estable de motivación que determina el
compromiso del deportista con su actividad. En el deporte de competición, tiene
que ver con el interés y ambición de los deportistas por los resultados
deportivos, su rendimiento personal y las consecuencias beneficiosas de ambos.
La
motivación cotidiana, se refiere al interés del deportista por la actividad
diaria per se y la gratificación inmediata que produce esta, es muy
independiente de los logros deportivos y tiene una mayor relación con el
rendimiento personal cotidiano y el disfrute de la actividad y las
circunstancias que le rodean.
Ambos
tipos de motivación, están relacionados y se complementan entre sí. Una dosis
elevada de estos tipos de motivación, propicia una buena disposición de los
deportistas hacia la actividad, y facilita, por tanto, que pueda desarrollarse
la motivación cotidiana. En ausencia de estos tipos de motivación, los deportistas
no adquieren el suficiente compromiso con la actividad como para afrontar retos
deportivos verdaderamente ambiciosos, y en estos casos, una elevada motivación
cotidiana propicia que la experiencia diaria sea más grata, pero aumenta el
riesgo de un estado de conformismo que dificulta que se desarrolle el interés
por objetivos deportivos que exijan un compromiso más alto.
Cuando
se atraviesa por momentos críticos para la motivación básica, una buena dosis
de motivación cotidiana puede ayudar a los deportistas a superar estos
momentos. Cuando las circunstancias de la actividad diaria no propician que la
motivación cotidiana sea alta, es más probable que los deportistas continúen
esforzándose al máximo, si su motivación básica es elevada.
Los
entrenadores y psicólogos que les asesoren o trabajen con los deportistas,
deben tener en cuenta estos dos tipos de motivación. Como primera prioridad,
deben fomentar y fortalecer, para que sea elevada y estable, la motivación
básica; y como complemento muy importante de esta, deben propiciar la
motivación cotidiana.
Recuerda
que la salud es la riqueza mas valiosa del ser humano. Hasta la próxima y feliz
2017.