EL
ESTRÉS
El
estrés es una respuesta del organismo ante situaciones internas o externas que
le resultan amenazantes, e incluye la movilización de recursos fisiológicos y
psicológicos para poder hacer frente a tales situaciones, es una respuesta
adaptativa que puede resultar beneficiosa para mantener e incrementar la salud.
Un ejemplo claro puede ser la preocupación de un deportista por estar
engordando, puede propiciar que siga una dieta alimentaria más apropiada; o el
temor a perder una competición puede favorecer que se prepare y se cuide mejor
ante esta competición. En casos como estos, el padecimiento de estrés puede
movilizar a los deportistas en busca de soluciones útiles que contribuyan a su
rendimiento, resultando, por lo tanto, positivo.
Sin
embargo, el exceso cuantitativo o cualitativo de estrés, consecuencia, por un
lado, de la exposición a múltiples o muy impactantes situaciones estresantes y,
por otro, a la falta de un estilo y de unos recursos apropiados para hacerles
frente; o resultado del agotamiento de un organismo que con bastante frecuencia
debe estar sobre funcionando para manejar las situaciones que pueden afectarle,
puede perjudicar seriamente el rendimiento y la salud. Para muchos deportistas,
el exceso de estrés supone que no obtengan satisfacciones de su experiencia
deportiva, que no rindan como podrían hacerlo, que se lesionen con frecuencia y
tarden en recuperarse, que la pasen mal y sufran estados emocionales adversos e
incluso que desarrollen trastornos psicopatológicos.
Cuando
el organismo percibe la presencia de una situación amenazante, se pone alerta y
busca los recursos necesarios para hacerle frente. Si dispone de estos recursos
el problema se habrá solucionado, al menos de momento; pero si no es asi
aparecerán reacciones como la ansiedad o la ira incontroladas, acompañadas,
normalmente del deseo de evitar o “escapar” de la situación, en el primer caso
o de “luchar” desesperadamente contra ella en el segundo. En algunos casos,
estas medidas de afrontamiento pueden reducir el nivel del estrés
momentáneamente, pero tarde o temprano conducen a la aparición de efectos
perjudiciales para el rendimiento y la salud del organismo, el cual, llega un
momento en el que, “rendido” ante lo que parece una evidente falta de recursos
propios para hacer frente a la situación amenazante, ya ni siquiera intentara
evitar el problema, luchar contra él o, al menos, aliviar sus efectos
negativos, apareciendo, entonces, la frustración y el desánimo.
El
hecho de que el organismo disponga de recursos para hacer frente a la situación
que considera amenazante, no quiere decir que el problema esté resuelto
definitivamente. La puesta en funcionamiento de estos recursos, supone la
movilización de energía, física y mental, en una medida mayor que la necesaria
para el funcionamiento normal y saludable de las personas. Esta movilización
habitual en el deporte de competición, propicia el efecto positivo de hacer
frente con éxito a la situación amenazante y si esta desaparece el organismo
podrá descansar y recuperarse del sobre esfuerzo llevado a cabo.
Hasta
la próxima.