martes, 25 de abril de 2017

EN LÍNEA CON TU SALUD, LA COLUMNA DE YASS GUEVARA

EL ESTRÉS
El estrés es una respuesta del organismo ante situaciones internas o externas que le resultan amenazantes, e incluye la movilización de recursos fisiológicos y psicológicos para poder hacer frente a tales situaciones, es una respuesta adaptativa que puede resultar beneficiosa para mantener e incrementar la salud. Un ejemplo claro puede ser la preocupación de un deportista por estar engordando, puede propiciar que siga una dieta alimentaria más apropiada; o el temor a perder una competición puede favorecer que se prepare y se cuide mejor ante esta competición. En casos como estos, el padecimiento de estrés puede movilizar a los deportistas en busca de soluciones útiles que contribuyan a su rendimiento, resultando, por lo tanto, positivo.
Sin embargo, el exceso cuantitativo o cualitativo de estrés, consecuencia, por un lado, de la exposición a múltiples o muy impactantes situaciones estresantes y, por otro, a la falta de un estilo y de unos recursos apropiados para hacerles frente; o resultado del agotamiento de un organismo que con bastante frecuencia debe estar sobre funcionando para manejar las situaciones que pueden afectarle, puede perjudicar seriamente el rendimiento y la salud. Para muchos deportistas, el exceso de estrés supone que no obtengan satisfacciones de su experiencia deportiva, que no rindan como podrían hacerlo, que se lesionen con frecuencia y tarden en recuperarse, que la pasen mal y sufran estados emocionales adversos e incluso que desarrollen trastornos psicopatológicos.
Cuando el organismo percibe la presencia de una situación amenazante, se pone alerta y busca los recursos necesarios para hacerle frente. Si dispone de estos recursos el problema se habrá solucionado, al menos de momento; pero si no es asi aparecerán reacciones como la ansiedad o la ira incontroladas, acompañadas, normalmente del deseo de evitar o “escapar” de la situación, en el primer caso o de “luchar” desesperadamente contra ella en el segundo. En algunos casos, estas medidas de afrontamiento pueden reducir el nivel del estrés momentáneamente, pero tarde o temprano conducen a la aparición de efectos perjudiciales para el rendimiento y la salud del organismo, el cual, llega un momento en el que, “rendido” ante lo que parece una evidente falta de recursos propios para hacer frente a la situación amenazante, ya ni siquiera intentara evitar el problema, luchar contra él o, al menos, aliviar sus efectos negativos, apareciendo, entonces, la frustración y el desánimo.
El hecho de que el organismo disponga de recursos para hacer frente a la situación que considera amenazante, no quiere decir que el problema esté resuelto definitivamente. La puesta en funcionamiento de estos recursos, supone la movilización de energía, física y mental, en una medida mayor que la necesaria para el funcionamiento normal y saludable de las personas. Esta movilización habitual en el deporte de competición, propicia el efecto positivo de hacer frente con éxito a la situación amenazante y si esta desaparece el organismo podrá descansar y recuperarse del sobre esfuerzo llevado a cabo.
Hasta la próxima.