viernes, 2 de mayo de 2014

UNIVERSITARIO BUAP, POR LA GLORIA EN EL TRIATLÓN

Alan Carrillo Ávila, estudiante de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, ha obtenido diversos triunfos en justas deportivas nacionales e internacionales. En 2013, logró la quinta posición en el Campeonato Mundial de Triatlón en Londres; y hoy, en la Universiada Nacional 2014, representará a la BUAP con el firme propósito de conseguir una medalla y poner en alto el nombre de su alma mater.
            Si todo sale bien para el lobo nacido en Ciudad del Carmen, Campeche,  sumaría una medalla más a su breve pero exitosa  trayectoria deportiva.
            En su opinión, la prueba de triatlón de la Universiada Nacional BUAP 2014, que se realizará este sábado cuatro de mayo, en Tehuacán, Puebla, será un certamen complicado pues contará con la participación de triatletas que han competido, al igual que él, en competencias nacionales e internaciones. Esta justa será en la modalidad sprint, es decir, se nadarán 750 metros, se hará un recorrido en bicicleta de 20 kilómetros y se concluirá con una carrera de 5 kilómetros.
          “Confío quedar en el top cinco o lograr alguna medalla. Es necesario recordar que en el triatlón también se usa la bicicleta y a veces hay problemas mecánicos con ellas, por lo que no se puede asegurar nada para nadie”, consideró.
​Estudiante de la Licenciatura en Psicología, de la Facultad de Psicología de la BUAP, practica el triatlón desde muy pequeño. Actualmente divide su tiempo entre actividades académicas y las exigencias de los tres deportes que practica. Para él, “nunca hay tiempo para hacer nada”.
         “La pasión y el gusto de hacer las cosas es lo que te motiva a hacerlas. Sólo necesitas de eso para cumplir y disciplinarte”, expresa.
          Diariamente corre, nada y maneja la bicicleta para no descuidar ninguna parte de esta disciplina. Se siente muy contento por ser el representativo de la institución sede de la Universiada Nacional 2014: la BUAP.
           “En 2012 yo vine a competir a Puebla, estuve en Ciudad Universitaria y me pareció muy padre, muy grande. Viniendo de la isla de Cozumel, CU es algo que no se ve todos los días. En aquel entonces me dije que sería muy padre transportarme en esos camiones que dicen BUAP; ahora portar su uniforme es un orgullo muy grande. Yo no cambio mi chamarra, es muy importante para mí correr en nombre de la Universidad”, sostuvo.
La BUAP y sus licenciaturas, así como sus instalaciones, fueron determinantes para que Alan optara por dejar su ciudad de origen y se convirtiera en un lobo de la Institución. Hoy su meta es sumar premios potando el uniforme de la Máxima Casa de Estudios de Puebla.
Nacido el 26 de noviembre de 1993 en Ciudad del Carmen, Campeche, emigró a Cozumel por cuestiones familiares. En su isla quintanarroense, desde sus doce años de edad, comenzó a correr y a practicar todo tipo de deportes, pero según él, sin hacerlo bien. Inició con el triatlón luego de percatarse que en sus carreras, sin necesidad de entrenar mucho, salía con buenos resultados. Claro está que sus victorias se debían a la preparación que poseía en otros deportes.
“Cuando tenía doce u once años, iba en la primaria. Corrí  y quedé en primer lugar, me gustó. Después recordé cómo me había ido en esa ocasión y pensé que sería bueno en este deporte”, comenta.
Desde los catorce años de edad, Alan Carrillo comenzó a correr. Al cumplir dieciséis fue a la olimpiada de duatlón (compuesta sólo por ciclismo y carrera), pues aún no perfeccionaba su técnica de nado. Fue dos años más a la olimpiada y después de persistir logró hacer triatlón.
En el 2009 fue su primera competencia nacional de duatlón. El lobo originario de Ciudad del Carmen, Campeche, ganó el quinto lugar representado a Quintana Roo; Mazatlán fue el escenario perfecto para él. En 2010 y en esta misma competencia, realizada en esa ocasión en Puerto Vallarta, quedó en tercer lugar y al año siguiente, en Valle de Bravo, repitió su hazaña. Sin embargo en ocasiones ha obtenido el quinceavo lugar debido a incidentes con la bicicleta.


“Desde que estaba pequeño me gustó la bicicleta. De hecho mi papá era ciclista y pues creo que yo nací arriba de una de ellas; desde que tengo conocimiento siempre las usé”, dice mientras sonríe el joven de figura alta y delgada.
Veía en la televisión competencias de esta disciplina y fue así como conoció del triatlón. Recuerda que en su niñez, los campeones mundiales eran atletas irrelevantes. Para iniciar su carrera deportiva se inspiró en otros, sobre todo en los triatletas de la isla de Cozumel. “Los veía tan cercanos; sí como algo mayor, pero no lejanos”,  comenta Alan quien considera que en este mundo se debe estar en el momento adecuado y con las personas adecuadas para llegar a donde se quiere llegar.
“Yo quería hacer triatlón, pero como no podía nadar como los nadadores de los nacionales, el entrenamiento me llevaba más tiempo”, expresa el lobo. Y es que la  natación es un deporte que requiere mayor esfuerzo para ser dominado y lograr el desempeño adecuado. Por ello, practica natación desde las seis de la mañana con la temperatura fría del amanecer poblano. Generalmente su entrenamiento, que incluye la rutina de las pruebas de carrera y ciclismo, culmina cerca de las once de la mañana.

No hay quinto malo
En Puebla ha ganado en dos ocasiones el duatlón de Mistertennis; el logro más grande que ha tenido es el Campeonato Mundial de Triatlón en Londres, de donde regresó a casa con el importante quinto lugar, el segundo mejor mexicano de esta competencia, el primero quedó en segundo lugar con mínima diferencia en los marcadores, es decir, “fue una competencia bastante apretada”.
          “Era mi tercer triatlón en la distancia olímpica (1500 metros de natación, 40 kilómetros de bicicleta y 10 de carrera); me sentí muy bien pues era otro país, otras condiciones, otro horario, ¡otro mundo! Pensé que era un pequeño logro culminado porque desde que tuve la primer medalla de duatlón ya me veía siendo parte de la selección nacional pero del triatlón. Siempre quise portar la camisa de la selección y ya pude culminar esa parte del sueño”, señala.
A partir de esa experiencia, el panorama fue distinto. Salir a competir para él es como percatarse de lo que realmente hay fuera: la cantidad sorprendente de atletas, el nivel en que se entrena en otros países, los distintos estilos de vida. “Es como tomarse las cosas más en serio y hacerlo parte de tu vida”.